ya acabó su novela

Condecorado embajador Igor Velázquez. Al lado con canciller Manuel Rodríguez Cuadros y estudiantes de la Academia Diplomática . Foto: Revista Caretas / 1 de julio de 2004

Evocando al inolvidable Igor Velásquez

Publicado: 2015-02-03


Este mes de enero se cumplieron diez años de la sentida desaparición del recordado Embajador Igor Velásquez Rodríguez, quien siempre se distinguió por sus especiales dotes profesionales y sus virtudes personales como una figura señera de la diplomacia peruana.

Igor fue hijo del escritor, poeta y escultor piurano Juan Luis Velásquez Guerrero, muy amigo del poeta César Vallejo. Fue su madre la empresaria y relacionista pública española doña Dolores Zubiaga Rodríguez. La pareja cultivó la amistad con figuras peruanas de ese tiempo como Cesar Vallejo, Emilio Adolfo Westphalen, el pintor Carlos Quíspez Asín y su hermano Enrique, que ha pasado a la historia como César Moro.

Manuel Rodríguez, quien fuera Canciller del Perú dijo en el sepelio de Igor Velásquez: “El fue un diplomático por vocación, por función, por identidad. Una suerte de diplomático ontológico en el sentido que siempre asumió su misión personal, familiar y como ciudadano a partir de su desempeño como Embajador del Perú y como miembro del Servicio Diplomático. Prestó funciones en importantes misiones del Perú en el exterior, y siempre se caracterizó por una aguda capacidad de análisis y una bastante enriquecida capacidad de negociación.”

Su primer trabajo lo realizó en la Escuela Diplomática. También estudió dos años de Medicina en San Fernando, hasta que esta Facultad entró en receso. Desempeñó cargos importantes en el Servicio Diplomático: en los Estados Unidos, en Nueva York; en los Países Bajos; en Francia. Fue Encargado de Negocios del Perú en Chile y en Estados Unidos, y representó a nuestro país como Embajador en Hungría, en Polonia, en Checoslovaquia y en Austria. Fue también Representante del Perú ante los Organismos Internacionales con sede en Viena.

En su gestión, el Ministro de Relaciones Exteriores Carlos García Bedoya lo nombró Presidente de su Comité de Asesores y el Gobierno le concedió la Orden del Sol del Perú, en el grado de Gran Cruz, como reconocimiento a su trayectoria profesional.

En esa oportunidad Igor dijo “Es muy difícil recordar ahora a otros maestros a quienes les debo tanto, y de quienes aprendí en unos períodos formativos. Nombraré a los Embajadores Jorge Guillermo Llosa, Carlos Alzamora y Luis Marchand. Además, trabajé con otros dos Cancilleres que desearía mencionar acá, como son José de la Puente Rabdill y Arturo García y García, grandes diplomáticos que dieron mucha brillantez al Perú. En ese sentido, también mucho aprecio las enseñanzas del Embajador Fernando Berckemeyer y de Celso Pastor de la Torre.”

Cuando Igor Velásquez Rodríguez supo que había sido desahuciado por una enfermedad terminal se dedicó a donar su fortuna personal a diversas obras de carácter social. También hizo un importante donativo (ochocientos mil dólares)a la Cancillería para la adquisición de un inmueble para la sede de la Academia Diplomática del Perú. El canciller Manuel Rodríguez Cuadros dijo en esa oportunidad que gracias a esta donación de Igor Velásquez “los peruanos que deberán continuar la senda abierta por García Bedoya, Gregorio Paz Soldán, Javier Pérez de Cuéllar, Alberto Ulloa Sotomayor y Raúl Porras Barnechea, tendrán un espacio adecuado para el estudio y la investigación que, además, pueda inspirar y respirar el espíritu institucional de Torre Tagle.”

Cuando Igor donó la casona para la Academia Diplomática, le dijo a su hermana Sonia y a su hija Tatiana: “Es lo menos que puedo hacer por mi país que me ha dado tanto”. Movido por su espíritu solidario Igor Velásquez ha colaborado con el asilo de ancianos Niño Jesús de Praga, el Puericultorio Pérez Araníbar y muchas otras instituciones. En Praga obtuvo el premio Campeón europeo de Bridge en 1993. De otro lado, este hermoso local que ocupa la Academia se llama “Casa Embajador Igor Velázquez Rodríguez”,

Acaso nada defina mejor a Igor Velásquez Rodríguez que las palabras de nuestro ex Canciller Oscar Maúrtua de Romaña: “Su amor por el servicio diplomático y su personalidad encajan perfectamente en el concepto anglosajón de lo que es un "gentleman", esto es, el hombre valeroso que no daña, que no perjudica a nadie, que no odia. Y esa es la estela que nos deja este entrañable, inteligente y desinteresado amigo a quien recordaremos permanentemente”


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El Mirador

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